Texto escrito por Celia Díaz García
Unicidad vs Unidad
A lo largo de mi vida, o bien desde el halago o bien desde la crítica, me han repetido muchas veces lo diferente y única que soy en mi forma de estar en el mundo, y eso siempre me ha halagado y molestado a partes iguales.
La parte del halago sí que entendía de dónde venía, siento que es fruto del sistema en el que vivimos dónde la individualidad es premiada; sin embargo, la parte de la incomodidad no la tenía tan clara . Gracias a mi proceso terapéutico le puse nombre, y es que la singularidad, para mí, es un arma de doble filo, por un lado me pone en valor pero por otro me separa de lo colectivo, me aísla y me hace sentir sola.
Este sentimiento de otredad, se ha ido repitiendo en diferentes aspectos de mi vida, recuerdo una vez, después de hablar de alguno de mis desamores de este bonus track de la adolescencia en el que vivo (como dice una amiga),, halagando mi trabajo de desarrollo personal y emocional, me dijo algo así como: » tía, qué difícil es que puedas encontrar un chico con el que formar una pareja, tiene que ser muy especial» ; y yo no se si respondí o no, pero sentí que me aplastaba una losa que pesaba 7 toneladas. Al cabo de un rato reflexionó y me dijo, «lo siento, esto que te he dicho creo que no está bien, sólo pretendía ser un halago, pero entiendo que te pueda hacer sentir sola.» Y así fue, su comentario tocó mi herida de unicidad que me separa del resto.
Sin embargo, este sentimiento de unicidad y otredad ha empezado a diluirse con una nueva perspectiva desde donde mirar mi realidad, que se catalizó gracias a una publicación de Eugenia V. Tenenbaum, en la que ella comentaba que había tomado la decisión de leer únicamente a autoras. Este posicionamiento, me hizo pensar y replantearme desde donde hacía las elecciones de lo que leo, que, en parte, es lo que me ayuda a generar mi mundo y entender otros.
Así que, decidí de forma activa encontrarme con algunas y reencontrarme con otras autoras, como Silvia LLop, Caroline Criado Pérez, Rebecca Solnit, Roxane Gay, Raquel Riba Rossy, Caitlin Moran, Remedios Montero, Coral Herrera, Jane Jacobs, Zaida Muxi, etc… Leerlas me hizo/hace sentir en casa, me siento reconfortada, acompañada y ese sentimiento de unicidad desaparece para dar paso a una suave y blandita nube de unidad.
Pero y esto, ¿ qué tiene que ver con la escalada ?
Pues este mismo criterio de elección lo apliqué tanto a lo que leía como lo que veía sobre escalada.
La sorpresa llegó cuando intenté buscar literatura exclusivamente de escalada escrita por nosotras, y descubrí que es un terreno yermo. Existen autoras con obras maravillosas como Olga Blázquez, Arantxa López, Irene Solá, Marta Iturralde, Lynn Hill, Miriam Garcia, Maria R. Bajo… La realidad, es son muy poquitas, aunque tengo la esperanza de que existan muchas más autoras hispánicas o de cualquier otro lugar del globo que yo no he tenido el placer de conocer, y espero cruzarme con ellas prontito. Sin embargo, a pesar de la escasez, gracias a sus textos, siento que me ayuda y acompaña leerlas, ya que dibujan un mundo de la escalada muy cercano a lo que vivo y siento.
Del mismo modo, hice con los documentales de escalda que veía, decidí elegirlos de manera que tratasen sobre referentes que me ayudasen a conformar mi realidad como escaladora y eso, para mí, ahora, es viendo principalmente a otras escaladoras.
Esta decisión, ha cambiado de forma radical mi perspectiva como deportista, ahora siento que aquello que antes parecía imposible, se hace más plausible y verlas a ellas me ayuda a decidir los siguientes objetivos y pasos necesarios para llegar a conseguirlos. Pero igual que hablo de escaladoras famosas, hablo de compañeras de rocodromo, de roca, de grupos de escalada, para mi, todas sois fuente de inspiración y muchas veces flipo, que hasta me emociona, ver la fuerza y determinación que emana, en ocasiones, desde la vulnerabilidad y el miedo, increíble.
Entonces, ¿ qué hacemos para crear nuestra realidad deseada ? ¿ vemos y leemos sobre escalada femenina o vemos y leemos a escaladoras ?
La respuesta a estas preguntas, no se cuál es, quizá una combinación de ambas, o según periodos o necesidades, no lo sé.
Sin embargo, otra reflexión relacionada con lo anterior, me surgió al estar leyendo » El segundo sexo» dónde Simone Beauvoir dice:
» A un hombre no se le ocurriría escribir un libro sobre la particular que ocupan los varones en la humanidad. Si me quiero definir, estoy obligada a declarar en primer lugar: << Soy una mujer>>; esta verdad constituye el fondo sobre el que se dibujará cualquier otra afirmación. Un hombre nunca empieza considerándose un individuo de un sexo determinado: se da por hecho que es un hombre.
El segundo sexo, Simone de Beauvoir
Esto me hizo pensar en trasladarlo a la escalada o cualquier otro deporte, si pensamos en fútbol o baloncesto pensamos en el genérico masculino, sin embargo si queremos hablar de fútbol femenino o baloncesto femenino o escalada femenina necesitamos especificarlo. De ahí lo que dice Beauvoir de: » el hombre representa al mismo tiempo el positivo y el neutro, […]. La mujer aparece como el negativo, de modo que toda determinación se le imputa como limitación sin reciprocidad».
Esta realidad me hace cuestionarme a cerca de los diferentes nominalismos, hombre escalador como que se me hace raro, pero mujer escaladora no tanto, se me hace mucho más cercano, y esto para mi es una alarma, ya que siento que hombre escalador se me hace reiterativo por la universalidad de ambos términos y en cambio en mujer escaladora no tanto, pues entiendo que ayuda a expresar la doble singularidad del término. Así que creo, que expresa un imaginario colectivo donde el escalador es la universalidad y la escaladora la singularidad.
Y , ¿qué podemos hacer para cambiar esto? Pues Beauvoir también propone esto:
Los proletarios dicen <<nosotros>>. Los negros también. Al afirmarse como sujetos, transforman en <<otros>> a los burgueses, a los blancos. Las mujeres – salvo en algunos congresos que no pasan de manifestaciones abstractas – no dicen <<nosotras>>; los hombres dicen <<las mujeres>> y ellas retoman estas palabras para autodesignarse, pero no se afirman realmente como Sujetos.
El segundo sexo, Simone de Beauvoir
Quizá puede ser un camino a explorar o puede que no, pasar de llamarnos mujeres escaladoras a escaladoras, y cuando nos refiramos a nosotras, referirnos como nosotras las escaladoras, y no, nosotras las mujeres escaladoras, para generar el sentimiento de colectivo, colocarnos al lado del Otro, ocupar espacio en el neutro y reafirmamos como Sujetos.
Y tú, ¿ cómo lo ves?
