Sentí que no estaba sola, que no era la única, me sentí comprendida y apoyada. Pero por otro lado, sentí una tremenda tristeza…
Texto escrito por Maria Francisca Mas Riera
Cuando me decidí a indagar y compartir con otras mujeres acerca de las situaciones incómodas y desagradables que habíamos vivido en la escalada – en la roca o en el muro-, tuve un sentimiento contradictorio. Por un lado me sentí acompañada en mis malestares, pues encontré por el camino situaciones similares e incluso algunas que se repetían con mayor frecuencia de lo que nos gustaría a la mayoría. Sentí que no estaba sola, que no era la única, me sentí comprendida y apoyada. Pero por otro lado, sentí una tremenda tristeza… Pues si me estaba pasando a mí y a tantas otras mujeres, ¿a cuántas más les estaría sucediendo y no lo sabíamos?
A menudo las feministas tendemos a ser etiquetadas de exageradas por aquellos núcleos a los que incomodamos, aquellos núcleos que se sienten cuestionados en sus privilegios o aquellos a los que, simplemente, no les apetece que les pongamos sobre la mesa aquellas cuestiones que prefieren dejar bien guardaditas en el trastero.
En la escalada, una de las vías más comunes para ejercer violencia es la verbal. Comentarios inoportunos y desafortunados, tratos condescendientes y paternalistas, opiniones que no vienen a cuento…
Por eso a continuación os dejo una pequeña colección de aquellas cosas que no queremos oír, aquello que no necesitamos que nos digas.
1. No necesitamos tu presión camuflada de falsos ánimos. Cada persona tiene su proceso, su propio proceso, por lo tanto aprende a leer y a interpretar la situación. Habla con tu compañera de cordada, igual tus exigencias o tu manera de animarla están perjudicando su proceso mental. Igual tienes la mejor de las intenciones, pero igual tu buena intención en ese preciso momento no es necesaria. No necesitamos que tú nos creas capaces, necesito ser yo misma la que me crea capaz. Necesito responder a mis tiempos y no a los de los demás.
2. No queremos que nos grites. El mero hecho de gritar puede ser violento para la persona que está escalando. Por favor, estate atento a la persona que escala y comunícate tranquila y asertivamente con ella. Entiende que está haciendo un esfuerzo en el cual está poniendo toda su atención. Tus gritos desconcentran y no ayudan.
3. <<¡Sube pies y ve al cazo con izquierda!>>. No me cantes los pasos, a menos que te lo haya pedido. No des por hecho que quiero que lo hagas. Quiero tener la oportunidad de descifrar los pasos e interpretar la vía por mí misma. Déjame escalar a mi manera y con calma, si lo necesito ya preguntaré.
4. <<Podías haber apretado más, no te tenías que haber pillado>>. No menosprecies mi esfuerzo físico y psicológico. No digas que no lo he intentado, o que lo podría haber hecho de otra manera por haberme colgado de la cuerda o haber bajado de la vía. Yo pongo mis metas y mis límites. Dale espacio a mis miedos e inseguridades.
5. <<¡Échale huevos! ¡Con dos cojones!>>. Por favor, deja tus genitales fuera de esto.
6. Que te suelten comentarios de este estilo cuando estás probando la vía y no le has preguntado: <<Yo me la saqué al primer pegue>>, <<Yo la encadené a vista>> ¿Y ahora qué? ¿Queréis un aplauso?
7. <<Para la fuerza que tienes tendrías que hacer más grado>>. En cualquier lado hay eruditos con incontinencia verbal.
8. O que cuando pones la segunda chapa oigas: <<Niña esto es un 6b, el quinto es el de la izquierda>>. Siempre habrá un machi de turno que crea que vas a escalar algo por encima de tus posibilidades y quiera avisarte. Dando por hecho que solo vas a encadenar quintos.
9. No queremos que nos preguntes si queremos que nos montes las vías. Sorpresa: tenemos boca y sabemos preguntar. Y aunque no lo creas a menudo también lo podemos hacer nosotras mismas.
10.<<Es que como tenéis los dedos más pequeños caben mejor y podéis arquear mejor en las regletas>>. Si necesitas generar tu propio repertorio de argumentos para sentirte mejor contigo mismo no cuentes conmigo.
11. <<Pesáis menos y podéis escalar mejor>>. -#stopgordofobia- En la escalada tienen cabida todos los cuerpos, e igual lo que no debería tener cabida son miradas y comentarios como los tuyos.
Igual esto escuece a determinadas sensibilidades, pero muchas estamos cansadas de oír estos comentarios y aguantar estas situaciones.
P. D: Gracias a las seguidoras de @escalantes.libro por participar en el foro y aportar vuestras experiencias, gracias a ello habéis hecho posible este artículo

Me encanta!!! Yo llevo 5 años escalando empecé tarde creo a los cuarenta…..Y la verdad,que en mi caso con mi pareja no tengo esos comentarios.Pero si que los oigo muy a menudo,entre parejas ó colegas…Y a veces noto como chicos más jóvenes que yo como que se pican conmigo,con actitudes raritaa….que yo tengo 45 años chavalin!!!!Es muy triste.Muchas veces me he tenido que ir de una zona,por no seguir viendo ni escuchando tremendas barbaridas que se dejan decir muchas mujeres.Gracias por plasmar. Que se callen ya!!!!!👏👏👏👏👏😉😉😉😉😉
Muchas gracias Sonia por tu comentario. Tenemos que ser críticas con el entorno y el ambiente de nuestros deportes. Me alegro que te haya gustado el artículo. Puedes ser mi proyecto en instagram: @escalantes.libro
Un abrazo!
Bravo! Muchas gracias por la labor que hacéis a la hora de visibilizar estas situaciones que suceden en el mundo de la escalada y que para muchas personas son comentarios «sin importancia» mientras que las mujeres estamos hartas de ellos.
Gracias
Visibilizar y colectivizar es responsabilidad compartida. Un abrazo!