¿Por qué no te sientes cómoda en la roca?

Texto escrito por Celia Díaz García

¿Alguna vez te has sentido incómoda en la roca o el rocódromo?

Siento que esto es algo que todas en algún momento de nuestra vida [deportiva] hemos sentido. Al principio, lo sentía algo muy personal, sentía que sólo me pasaba a mí, que era la rara que no se sentía cómoda en el roco o en la roca, sobretodo cuando empecé; pero comencé a hablarlo con amigas, y vi que otras chicas en los medios digitales hablaban de este mismo sentimiento. Eso me hizo pensar que quizá no era algo tan único y personal sino que era un sentir colectivo y decidí investigar. En este proceso de buscar referentes de mujeres escaladoras llegué al blog de Eva López, en el que en la bibliografía recomendada listaba el libro de » La mujer invisible» de Caroline Criado Pérez. Decidí comprármelo y todo comenzó a tener sentido.

Pero y esta incomodidad, ¿ de dónde viene ?

A mi, personalmente, se me había presentado antes de comenzar a escalar, en otros lugares deportivos, de forma mucho más intensa cuando es un espacio cerrado como puede ser un gimnasio o una piscina; pero también me había ocurrido en espacios abiertos, por ejemplo al salir a correr, montar en bici, o esquiar. Y al comenzar a escalar apareció esa sensación, nada sexy, de nuevo, tanto en el rocodromo como en la roca. Aparece una nube de juicio que me dice que ese no es mi lugar, que es para otra gente, que yo no pertenezco a ese sitio; lo cual aderezado con miradas, comentarios y explicaciones no pedidas terminan de confirmármelo. Así que cuando leí este fragmento del libro, me sentí muy acompañada:

La mayoría de las mujeres que van a un gimnasio habrán tenido que prepararse psicológicamente para entrar en la sala de pesas libres, sabiendo que muchos de los hombres que dominan el espacio las verán como una molestia o un fenómeno anómalo. Y sí, en teoría pueden entrar, pero tienen que salar un obstáculo mental adicional al que la mayoría de los hombres simplemente no se enfrenta, y se necesita una confianza especial para que a una no le afecte. Algunos días, simplemente no le apetecerá. Lo mismo ocurre en el gimnasio al aire libre del parque de mi barrio; si está lleno de hombres, a menudo lo evito , pues me desagradan las inevitables miradas y la clara sensación de que este no es mi sitio.

[…]

Y, por supuesto, a algunas mujeres no les molesta la actitud lasciva y machista. Perlo las que evitan esos espacios no están siendo irracionales, porque hay mucha historia de hostilidad por parte de los hombres cuando las mujeres se aventuran a entrar en espacios compartidos que son supuestamente neutros.

Al igual que los entornos de transporte , los gimnasios a menudo son el ejemplo clásico de espacio público con sesgo masculino pero enmascarado de igualdad de acceso.

La mujer invisible, Caroline Criado Pérez

Después de leerlo, me pregunté, ¿ alguna vez has sentido que no querías o no te apetecía ir al roco sola? o si has ido, ¿ha sido haciendo un esfuerzo psicológico para construirte un diálogo interno que te permitiese sentir que ese lugar también me pertenecía y tenías la legitimidad de ir? La respuesta fue sí a ambas preguntas.
Esta conclusión sobre mí misma me hace pensar que hay muchas otras chicas y mujeres que sienten lo mismo y me gustaría preguntaos, ¿ vosotras os sentís/ os habéis sentido así alguna vez?

Por otro, también me asaltó la duda de saber desde cuando me siento así, y qué es necesario hacer para que estos espacios sean seguros y los sintamos nuestros; aquí es donde Caroline da algunas respuestas mediante casos de estudio como este:

La buena noticia es que este tipo de sesgo masculino puede evitarse a través del diseño una parte importante de recopilación de datos ya se ha realizado. A mediados de la década de los noventa , una investigación llevada a cabo por funcionarios locales en Viena reveló que, a partir de los diez años, la presencia de niñas en los parques y las áreas de juego públicas » disminuye de un modo significativo». […]

Resultó que el problema eran los grandes espacios abiertos, ya que obligaban a las niñas a competir con los niños por el espacio. Y como las niñas no tenían suficiente seguridad en sí mismas para competir, solían irse. Pero cuando se subdividieron los parques en áreas más pequeñas el abandono femenino se revirtió.

La mujer invisible, Caroline Criado Pérez

Como dice Caroline, es una muy buena noticia que según estos datos recopilados no parece tan complicado hacer que nos sintamos cómodas si somos parte del diseño de estos espacios, y esto es algo que puede ser aplicado al diseño de los rocódromos, el routesetting y equipamiento de vías; pensado por nosotras y para nosotras también.

Y tú, ¿ cómo te sientes ?

¿Qué sientes cuando entras a un roco? ¿Qué sientes cuando vas con amigas a la roca?
¿Cómo te gustaría sentirte cuando vas al roco? ¿Cómo te gustaría sentirte cuando vas a la roca?

3 comentarios en “¿Por qué no te sientes cómoda en la roca?”

  1. En mi caso no me siento bien en el roco porque no me gusta nada el roco, pero desde el primer momento he sentido que la roca era mi sitio, y la mayoría de las veces y la mayoría de compañeros me han tratado igual que tratarían a un compañero… Los comentarios o situaciones molestas han sido siempre puntuales y siempre me he sentido integrada con mis compañeros, tanto o más que con mis compañeras.

  2. Buenasss!! yo como Nuria comparto el mismo sentimiento, el roco no me gusta y prefiero la roca. Cuando escalo con amigas o como hacía en antaño con «mis Nekas» siempre ha sido muy agradable mucho compañerismo, muchas risas( de eso se trata también la quedada) y de mucho ánimo por parte de mis compañeras. Cuando escalo con mi pareja o sobre todo con chicosss lo mismo, mucho ánimo mucho compañerismo y también muchas risas, en ningún momento me siento incomoda, lo siento por no compartir este post y respeto a las chicas que no se sientan así. Ánimo a esas chicas que tienen ese problema de inseguridad ,que intenten rodearse más en esas situaciones para intentar superarlo pero la vida es corta y tampoco estás obligada a estar en esa situación, tu eliges… tu vives tu propia vida, la te gusta, ya bastante es difícil «sobrevivir» jejeje.
    Si es verdad que yo soy otra generación, hace 20 años en la escalada creo que había más respeto, más humildad y más civismo, aunque no te conocieras se saludaba o hablabas con la cordada de al lado, ahora he vivido situaciones un tanto incomodas de no saludar, de ir cada uno a lo suyo y de estar solo pendiente de salir bien en esa última foto de las redes sociales sin importar cuanto tiempo llevas en una reunión esperando …etc.. etc…. creo que el «romanticismo» en al escalada se ha perdido.
    Un abrazoooo!! La pillapilla

  3. Hola chicas!!
    Acabo de descubrir esta pagina web y estoy encantada. Yo me siento muy identificada. En el roco pocas veces me he sentido cómoda, y cuando me he sentido cómoda era porque estaba sola o estaba con compañeras escaladoras.
    El roco al que iba era una bajera privada y he tenido las mismas sensaciones con 18 años que con 35. Era un boulder en el que excepto 4-5 tías apuntadas, todo lo demas eran tíos. Casi ni me saludaban. Me habían visto al entrar, y luego estaban a 3 metros, ellos y yo, y no te hablaban para nada. Era incomodo y antinatural. Creo que algo tiene que ver que en el norte somos muy cerrados, pero también creo el componte género influye mucho más en esa situación. Creo que en la misma situación con todos los componentes masculinos habría habido más interacción. Y si la situación fuera la contraria, que las habituales del boulder fueran tias y escalaran mucho, y el novato fuera un tío, también se daría más interacción.
    Yo sobretodo escalo en roca, y no se me da mal, y en el rocodromo la sensación que tenía era que había que ser buena para que te prestaran atención ( y te dijeran «prueba este paso»). Me parece que en el monte y la escalada (buff, y en tantos ámbitos) las mujeres tenemos que destacar (demostrar nuestra valía y capacidad) para que el mundo masculino nos dedique una mirada y nos tenga en cuenta.

    PD. Creo que lo de ponerse las gafas moradas es empezar. Al principio piensas que todo es paz y armonía, y que en tu entorno no pasa, pero le vas dando al zoom, y vas descubriendo más detalles.

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